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Casey Stoner: un hombre tranquilo
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JJ:
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--- Citar ---Casey Stoner, Campeón del Mundo de MotoGP en 2007, es en el fondo una persona campechana. Cuando no está compitiendo, es feliz cazando o pescando en su tierra natal. Lo que aún queda por saber es si en su primera temporada en el equipo oficial será liebre o cazador.
Todo el mundo necesita cierto equilibrio en su vida. El trabajo de Casey Stoner se compone básicamente de velocidad, estrés y alta tecnología, así que cuando sale de los circuitos su estilo de vida en el tiempo libre se dirige más bien hacia lo contrario.
El único campeón del mundo con Ducati en MotoGP encuentra todo eso en la naturaleza australiana, acampando, montando a caballo, cazando y pescando: «Escapo del ruido de las carreras tan a menudo como me es posible», cuenta Stoner sentado a orillas del lago Glenbawn, que está a una distancia de cinco horas conduciendo hacia el noroeste desde Sidney, un tradicional hábitat de canguros: «Me encanta pescar porque es complejo, desafiante y consigue apartarme de las carreras, pero obliga a mi cerebro a seguir funcionando.
Además, te lleva a lugares preciosos. Los lagos y ríos realmente me apasionan. Cuanto más apartado, mejor. Si encuentro un riachuelo apartado y puedo acampar por la zona, eso es lo que más me gusta. Si consigo pescar algunas truchas es genial porque después las cocinamos. También puedes saltar al agua y disfrutar de un buen chapuzón. Mi corazón está en la naturaleza y es lo que más me hace disfrutar».
La otra gran pasión de Stoner es la caza, la caza con arco para ser más exactos: «He cazado con arco en todas las circunstancias y sin señales ni ayudas, completamente al viejo estilo. Me gusta cazar con arco más que con armas de fuego porque resulta más justo y se acerca más al juego que yo busco. Disfruto cazando entre la maleza más que en ningún otro sitio. Lo más difícil es conocer el comportamiento de los animales, dónde comen o cuándo lo hacen. Tienes que moverte en contra de la dirección del viento, elegir el ángulo desde el que te acercas, encontrar tu mejor ubicación y tener en cuenta la posición del sol. Si te da de frente, los animales te descubren fácilmente y huyen. Cuando intentas cazar jabalíes es indispensable que nunca sepan dónde te encuentras porque pueden ser muy agresivos. Si eres más astuto, vencerás».
Vieja escuela
El mejor plan para Stoner consiste en combinar su devoción por perseguir a sus presas dejando de lado la tecnología moderna: «Me gusta salir con más gente a caballo para recorrer largas distancias durante varios días. Se trata de cargar tus cosas y salir para cazar y pescar durante cuatro o cinco días. No llevamos comida, sólo unas cuantas hierbas que combinar con lo que vayamos encontrando». Eso sí que es «vieja escuela» y tecnología rudimentaria, posiblemente del siglo XIX.
Aunque a Stoner le gusta huir a menudo de su sofisticado trabajo del siglo XXI, no obvia las similitudes entre lo que hace para trabajar y en lo que se divierte. En ambas se trata de cazar o ser cazado: «En eso llevas razón, aunque en las carreras siempre tratas de ser la liebre. En realidad, si estás en mitad de un pelotón en un circuito en la primera curva, es exactamente como el último momento antes de realizar el disparo cuando cazas. Tienes todo bajo tu mirada y compruebas todos los factores posibles, asegurándote de que tienes espacio suficiente por aquí y por allá. Cuando estás cazando y a punto de disparar, estás atento a la velocidad del viento, a si estás a la vista y tienes que controlar muchas cosas a la vez. Seguro que existen aspectos muy similares, pero la gran diferencia está en lo que la caza me da, tranquilidad».
Sin embargo, la tranquilidad no es la sensación que experimenta siempre. Stoner es uno de los pilotos que admite que no le dan miedo las «peleas de perros» a 340 km/h, pero sí ha descubierto recientemente una forma de practicar la pesca que «impone» bastante: «La pesca en Darwing es espectacular porque hay cocodrilos por todas partes. Resulta muy excitante y te pone a cien el corazón. Tienes que estar constantemente vigilando el agua y asegurarte de que nada sale de ella. Mucha gente vive en un perpetuo ambiente de seguridad y quizá los pilotos corren en moto porque las carreras suponen una explosión de adrenalina. El miedo es adrenalina y eso es exactamente lo que brota cuando sabes que los cocodrilos están por ahí. Es un tipo de pesca diferente. No te puedes permitir la distracción y siempre tienes que llevar la delantera en el juego».
Los orígenes
Stoner siempre ha sido un chico de campo. Nació en la Gold Coast australiana y cuando tenía nueve años de edad se mudó al sur con sus padres, a la floreciente región del vino de Hunter Valley, con el objetivo de avanzar en su carrera deportiva: «El nivel en Gold Coast no era sufi cientemente alto. Lo estaba ganando todo y nos vinimos a la zona de Nueva Gales del Sur. No es que me pasaran por encima, pero sí tenía que trabajar mucho más».
La primera motocicleta a la que se subió fue una PW 50 con menos de dos años: «Me pasaba el día bajando por una cuesta y empujándola de nuevo hasta arriba para volverme a tirar. Así una y otra vez. Después me subí con alguien detrás y yo manejaba el acelerador. Me pasé mucho tiempo así hasta que me dejaron conducir solo a la edad de tres años. A partir de entonces si la moto tenía gasolina yo estaba montado en ella».
Stoner corrió su primera carrera a los cuatro años y cuando había cumplido 13, ya había ganado 41 títulos nacionales de «dirt track». En esa época adquirió la misma y valiosa experiencia que había formado antes a pilotos como Michael Doohan y Wayne Rainey. Cuando era sólo un niño, Stoner corría docenas de carreras al día, algunas durando segundos más que minutos. Ese estilo de competición requiere gran agresividad, compromiso y disposición para salir al ataque instantáneamente, de una forma que ninguna otra disciplina motociclista puede ofrecer.
Por lo tanto, el talento de Stoner para extraer el máximo rendimiento de cualquier moto en apenas unas vueltas –incluso de una Desmosedici-, es una habilidad que pone en jaque a todos sus rivales y temen como a las fauces de un tiburón. Convencidos de que su hijo poseía un talento especial, los padres de Stoner vendieron todas sus posesiones y emigraron a Gran Bretaña para probar su talento en la velocidad, ya que en Australia todavía tenía que esperar por reglamento un par de años más.
En la temporada 2000, su primera compitiendo sobre asfalto, Stoner venció el campeonato británico monomarca para Aprilia 125. Dos años más tarde estaba corriendo en los GGPP. Ganó su primer GP un año después, se graduó en MotoGP en 2006 y se proclamó campeón de la máxima categoría al año siguiente. Actualmente sus victorias superan a las de Wayne Rainey, Kevin Schwantz y Freddie Spencer.
Una mentalidad
Sus padres, que supieron guiar su camino hasta lo más alto en el mundo de las carreras, poseen ahora una granja en una propiedad de 971 hectáreas en la que habita su hijo cuando pasa tiempo en Australia. No tienen Internet y está a 40 minutos en coche de la tienda más cercana, un lugar perfecto para quien rechaza muchos aspectos de la vida moderna: «Puede que yo resulte algo contradictorio porque me gusta tener ciertas cosas, pero poco más. Ni siquiera necesito una televisión. Prefiero estar en el exterior o trabajar en cualquier cosa pendiente de la granja».
Sus planes cuando se retire parecen bastante evidentes: «Me gustaría volver aquí, llevar la granja y quizá tener hijos». Stoner y su esposa Adriana viven durante la mayor parte del año cerca de un lago de Ginebra, en Suiza: «Me encanta estar en ese lugar, todo es verde y hay un arroyo que desciende de la montaña. Puedo salir de casa caminando para pescar truchas».
Los Stoner se trasladaron hace años desde su residencia de Mónaco, que amenazaba con volver loco a Casey. Tanto fue así, que si quería hacer algo de puntería en la ciudad de los millonarios no tenía más remedio que colgar blancos en la pared de su apartamento y dispararles con una pistola de aire comprimido. A Stoner no le gusta el brillo de las luces ni ser el centro de atención, por lo tanto es normal que a veces huya de la prensa y los aficionados.
Aunque va ganando confianza con la edad, todavía se siente más a gusto fuera de la mirada pública: «La fama no es precisamente lo que me gusta ni algo en lo que me sienta confortable. Muchos pilotos, especialmente los europeos, están a gusto con ello y no les afecta acaparar tanta atención. Yo me intento alejar todo lo que sea posible. Obviamente, estoy dentro de una industria y tengo que aceptarlo».
Adiós a Ducati
Stoner es una estrella de MotoGP porque ama correr en moto, pero por nada más: «El resto de lo que rodea a competir simplemente me mata», confiesa el australiano, que se pasa el fin de semana de carrera esperando el momento de bajar la pantalla del casco y salir a pista. En ese instante sólo quedan su moto y él juntos contra el mundo. Ésa es una de las razones por las que ha cambiado de marca. Ducati -o más bien su patrocinador Marlboro-, obliga a sus pilotos a trabajar duro en la esfera de las relaciones públicas: «Todo aquello me sacaba de quicio porque era completamente opuesto a la vida con la que soñaba tener».
Por supuesto, también existían otras razones: «No fue por no pilotar la Ducati o porque Valentino hablase con ellos, porque Ducati sólo fue tras Rossi cuando supo que yo estaría en otra parte. Fue el asunto de Lorenzo un año antes lo que realmente me mosqueó. En Ducati siempre estaban llorando con que no tenían más dinero y entonces le ofrecieron a Lorenzo el doble de lo que cobraba yo.
Las personas con las que trabajé eran brillantes -Fillipo Preziosi y la gente que se ocupaba de las motos-, pero los jefes te decían una cosa y hacían otra. Para mí no era una cuestión de dinero, pero sí estaba muy lejos de lo que cobraban Rossi, Lorenzo o Pedrosa y aun así era suficiente. Creo que ahora estoy más cerca de mi auténtico valor».
Stoner también es consciente de que Honda puede invertir más dinero que ningún otro fabricante en investigación y desarrollo: «En Ducati no tenían dinero suficiente para desarrollar las cosas», añade. El último motivo para el cambio de marca se remonta muchos años atrás. Desde los cinco años de edad, Stoner contempló a su compatriota Michael Doohan sobre la Honda NSR 500. El joven Casey adoraba al piloto cinco veces campeón del mundo, de quien podría decirse que es el hombre más duro de la historia del campeonato del mundo: «Siempre soñé con estar en el equipo Repsol Honda y seguir los pasos de Doohan».
Stoner admira a Doohan por encima de ningún otro: «En aquellos tiempos, Doohan, Rainey, Swchantz, Gardner y Lawson corrían de verdad y no decían ni la mitad de las tonterías que se dicen ahora. Y así eran las cosas». Doohan y sus rivales competían sin piedad ni control de tracción. Stoner confiesa que, si pudiera, prohibiría el control de tracción. Para contar sólo con 26 años de edad el suyo es, sin duda, un estilo de la vieja escuela: «Preferiría correr sin control de tracción. Cuando gané el título me machacaron diciendo que yo pertenecía a un nuevo tipo de piloto que simplemente confiaba en el control de tracción. Por fin la gente se está dando cuenta de que lo uso menos que ningún otro. Me gusta porque de esa forma siento mejor la moto».
Stoner comenzó a rodar como un rayo tan pronto se subió a la Honda RC 212V durante el pasado mes de noviembre y se muestra bastante confiado en sus esperanzas de luchar por recuperar el título de MotoGP; «La Honda gira mucho mejor y mis trazadas son ahora completamente diferentes», sonríe. «Había un par de puntos en los que sentía mejor la Ducati que la Honda, pero existen muchos más en los que la Honda funciona mejor que la Ducati. A Honda no le gusta no haber ganado el título desde hace varios años y a mí me ocurre lo mismo, así que quiero volver a salir y meterme de nuevo en la pelea». Y por la determinación que muestra Stoner seguramente termine siendo literalmente eso, una pelea.
--- Fin de la cita ---
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