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Héroes de leyenda; Doohan
(1/1)
JJ:
Dejo otro reportaje de Oxley sobre Doohan;
http://blogs.motociclismo.es/historiadelmotociclismo/el-exito-del-trabajo/
--- Citar ---El éxito del trabajo
Después de recuperarse de una terrible lesión, Mick Doohan dominó con mano de hierro los GG.PP durante la segunda mitad de los años 90. Actualmente, el australiano emplea la misma perseverancia en el mundo de los negocios.
Ningún piloto ha competido con la determinación e intensidad de Michael Doohan. El hombre que había dominado la cilindrada de 500 cc en los años previos al reinado de Doohan, el norteamericano Wayne Rainey, no le iba precisamente a la zaga en ese sentido, pero indudablemente Doohan tenía algo más.
La filosofía de Doohan durante su hegemonía en las carreras siempre se guió por el ataque rápido y demoledor a sus adversarios, algo así como «pega tan rápido y fuerte a tu rival que ni siquiera piense en la posibilidad de volver a levantarse».
Su dedicación era tal, que pasaba las temporadas completas con la mente enfocada en la competición, excluyendo de su pensamiento cualquier otra cosa. Incluso cuando no estaba en el circuito, el 90 por ciento del tiempo lo pasaba pensando en las carreras: «Todo aquello me hizo un capullo bastante aburrido», nos confiesa el propio Doohan con una abierta sonrisa.
Su carrera
El resultado de ese «aburrimiento » fueron 54 victorias y cinco títulos mundiales consecutivos en la categoría de 500. Sólo Giacomo Agostini y Valentino Rossi han tenido mayor éxito que Doohan en la historia de la categoría reina del campeonato del mundo.
Pero las cifras de Doohan también hubieran sido mayores incluso si no hubiera sufrido las terroríficas lesiones a las que se enfrentó cuando lideraba más que holgadamente la clasificación del campeonato en 1992, y que casi le cuestan la amputación de la pierna derecha. Afectada por una gangrena sólo fue salvada después de que el doctor Costa inmovilizase ambas extremidades juntas durante semanas para regenerar los tejidos de la pierna afectada.
El retorno de Doohan de semejante lucha contra la adversidad para ganar cinco títulos mundiales está, sin duda, entre las mayores gestas de la historia de cualquier deporte. La mayoría de los pilotos se habría retirado después de sufrir un trauma semejante, y seguramente ninguno lo habría podido superar psicológicamente como Doohan lo hizo. En los meses siguientes al accidente entrenó tan duro que se volvió a doblar como un plátano tibia y peroné, pero ni siquiera eso impidió que comenzase a tiempo la temporada de 1993.
Y cuando se dio cuenta de que su tobillo rígido le impedía accionar la palanca de freno, simplemente comenzó a usar un sistema alternativo con una leva bajo la maneta del embrague que accionaba con el dedo pulgar: «Fueron tiempos difíciles», nos cuenta Doohan con su típica y eufemística forma de expresarse. «No quise perder tiempo esperando a recuperarme porque sabía que cuanto más tardase en volver a subirme a la moto, más difícil sería hacerlo. Pero hubo momentos en los que pensé que no lo conseguiría.
En el ‘93 todavía estaba aprendiendo a llevar la moto con la falta de movimiento en el tobillo. Me tenía que encaramar a ella de forma distinta y tuve que acostumbrarme a la palanca de freno en el pulgar. Pero conseguí un par de buenos resultados y eso reforzó mi creencia de que podría volver a ser un piloto fuerte otra vez».
Doohan ganó su primer título en 1994 y repitió de forma consecutiva en el ‘95, ‘96, ‘97 y ‘98. El tobillo derecho de Doohan permanece soldado y sin movimiento, camina cojeando y conserva horrorosas cicatrices que más bien parecen ser producto del ataque de un tiburón. Pero nunca ha dejado el menor espacio a la autocompasión: «Siempre supe que todo esto podía pasar», confiesa Doohan con franqueza, «pero sólo te tienes a ti para culparte de lo que ocurra y a los demás les da igual, así que tienes que tener claro todo eso».
La resistencia de Doohan al dolor ha llegado a ser legendaria. Cuando se rompió un dedo durante los entrenamientos del GP de Alemania en 1995, rechazó la infiltración y volvió a pista para hacerse con la «pole»: «No me gustan los analgésicos», dijo simplemente al respecto entonces.
La retirada
Con todo esto puedes pensar que Doohan es Superman, pero en realidad nadie lo es. Durante los entrenamientos del GP de España de 1999, siendo campeón invicto de las cinco últimas temporadas, sufrió un último y brutal accidente en la curva tres de Jerez, del que salió con otra pierna rota e importantes daños en los nervios del brazo izquierdo, además de una larga lista de lesiones: «Todavía quería volver de nuevo después de aquello, pero cuando empezó a quedar claro que no podría correr otra temporada al máximo nivel, supe que era el momento de dejarlo. Ya tenía sufi ciente».
Como le ocurre a la mayoría de los pilotos a Doohan le costó adaptar su vida a un ritmo normal sin el «chute» de adrenalina semanal que suponía el diabólico empuje del motor de «dos tiempos» de la Honda NSR 500, pero también lo consiguió: «Al principio volví a disfrutar de la tranquilidad de vivir en la playa como había hecho antes de ser piloto profesional, pero no podía quedarme quieto».
Algo más de una década después de la caída en Jerez que acabó con su carrera, Doohan se motiva dirigiendo su propia compañía de aviones privados para estrellas del rock, celebridades y magnates que viajan a diario alrededor del mundo. Su empresa, Global Jets, cuenta con Sting, Guns ‘n’ Roses o Linkin Park entre su exclusiva lista de clientes.
Al igual que otros pilotos legendarios, Doohan podría vivir de las rentas de su éxito en los circuitos, pero en lugar de ello se lanzó a un nuevo y competitivo mundo, donde su nombre no tenía ninguna relevancia, con la misma voluntad que siempre tuvo como piloto.
Los negocios
Doohan no es el primer campeón del mundo que se mete en el mundo de los negocios. Muchos pilotos han invertido sus fortunas en valientes aventuras empresariales sólo para descubrir que su talento para pilotar a 250 km/h no tenía ninguna utilidad en el mundo de los negocios. Otros confiaron sus ganancias a encantadores asesores económicos que terminaron esfumándose misteriosamente.
De una forma u otra, el resultado fue el mismo. El dinero desapareció y con él sus esperanzas de disfrutar de un retiro de lujo. Doohan tiene un carácter diferente: No busca un desahogado retiro, sino más victorias y éxito. Todavía disfruta del placer de «matar» y persigue mejorar en su nueva vida como lo hacía cuando competía.
La compañía de aviones privados tiene su sede en el aeropuerto de la Gold Coast y funciona con precisión militar. El hangar está tan limpio como el salón de su casa en un inmaculado espacio con el suelo pintado de blanco sobre el que descansan dos aeronaves de valor incalculable para una persona normal.
Aparte de este negocio es propietario al 50 por ciento de un local nocturno llamado «The Cat House» en Las Vegas y también mantiene otras inversiones. Cuando Doohan corría se exigía un total compromiso. Esperaba lo mismo de las personas que le rodeaban y eso no ha cambiado con el tiempo. Doohan nunca fue un piloto con el que fuera fácil trabajar y tampoco es el mejor jefe, aunque su antiguo mecánico Dickie Smart todavía trabaja con él en Global Jet, así que Doohan no debe ser tan malo después de todo.
No hay duda de que Smart sabe que un mal jefe no consigue buenos resultados, como un mal piloto tampoco logra éxito alguno: «Hablemos de carreras o negocios, la mecánica es la misma», nos cuenta Doohan. «Se trata de seguir una disciplina para llevarte adonde quieres estar, de forma que puedas lograr el resultado final sin demasiados contratiempos. Intento hacer todo con la máxima simpleza, cuidando al máximo los detalles y siguiendo una pauta concreta. Las cosas no siempre salen como esperas, pero de eso también aprendes. Los negocios son como las motos, aprendes a base de golpes».
Por supuesto, desde el punto de vista del dueño de una compañía de aviación, Doohan habla en tono metafórico. El australiano cometió unos cuantos errores durante su carrera deportiva, no más que la mayoría y desde luego bastantes menos que muchos otros: «Todavía me sigues “llorando” con eso de que me caía demasiado», me dice Michael mientras me atraviesa con una de sus fulminantes miradas –Nota del traductor: Michael Doohan y Mat Oxley se conocen desde hace más de 20 años.
Oxley también es autor del libro «El Trueno de las Antípodas», la biografía de Doohan–. «Pero durante mi carrera», continúa Doohan, «me caí en 28 ocasiones y hay pilotos que se caen las mismas veces durante una sola temporada. No creo que me cayera en exceso, pero cuando lo hice, lo hice de verdad». Este no es el primer latigazo verbal que recibo de Doohan ni probablemente el último, ya que también le he visto dar muchos «toques de atención» a unos cuantos periodistas más.
Durante los años que dominó con mano de hierro en la clase reina del mundial, Doohan era tan temido por los pilotos como por los periodistas. Uno de los antiguos miembros de su equipo me confesó en una ocasión que: «Doohan no estaba feliz hasta que hacía a sus rivales sentirse miserables».
En otras palabras, Michael quería destrozar a sus adversarios y nunca ganaba una carrera con dos segundos de ventaja si podía ganarla con más de diez. Nunca elegía el camino fácil para asegurarse de que sus rivales en parrilla abandonasen cualquier esperanza de victoria.
Doohan niega la sugerencia de que quisiera hacer sentir miserable a rivales como Max Biaggi u otros pretendientes a su corona. Más bien cree que su forma de actuar en el paddock era simplemente su manera de afrontar la presión: «Sólo era mi forma de competir. Había mucha presión y mi humor no estaba para tonterías. Creo que mucha gente lo entendió de la forma equivocada. No se trataba de aplastar a los demás. Ésa era simplemente mi forma de competir».
Pero lo cierto es que les aplastó a conciencia, trasformando la presión que él sentía en presión para el resto de sus rivales: «Cuando corres estás bajo presión, pero hay personas que no saben sobrellevarla. Te pueden ganar una vez o dos, pero terminarán desfalleciendo. Yo descubrí que la presión para mantenerte en lo más alto es mayor que la presión por ganar el título. Cada año tenía que dar el máximo y ser mejor que cualquier otro, y cada año el máximo significaba un poco más porque mis rivales también aumentaban su nivel. Eso llegó a obsesionarme e hizo que mi mentalidad se enfocase a un solo objetivo.
No hay muchos pilotos que puedan mantener esa mentalidad durante más de 10 años. He hablado con muchos atletas de diferentes deportes y reconocen que conseguirlo es realmente difícil porque consume una gran parte de tu vida. Estoy seguro de que Valentino Rossi debe estar sintiendo lo mismo en este momento. Va a comenzar su duodécima temporada en la categoría máxima y esa cuestión debe rondar su mente. Sólo tiene 32 años, pero se está encontrando con ello».
Cambiando de tema, a Doohan le pagaron realmente bien por el trabajo que hizo. Fue el primer piloto de la historia en conseguir un sueldo de ocho cifras y el primero en poseer un avión privado. Y le pagaron todo eso porque no había otro piloto que pudiera arrebatarle el título de 500 cc. Incluso ahora ningún piloto de MotoGP, excepto Rossi, cobra más que Doohan entonces. «Creo que gané lo que tenía que ganar y no decepcioné a nadie», apunta con su especial forma de expresarse.
Doohan vive ahora con su esposa Selina y sus dos hijos Allexis y Jack en una esplendorosa mansión desde la que se contempla el océano al norte de Surfer’s Paradise, donde a principios de la década de 1980 comenzó su carrera deportiva con una humilde Yamaha RD 250 LC. Pero considerando lo que tuvo que superar y lo que logró durante su carrera deportiva, puedes estar seguro de que se merece todo ello.
--- Fin de la cita ---
hiriko:
No sabía que Doohan fuese cantante. :unsure
Ni que tuviera tanto éxito. :aggg Incluso tiene un disco de platino! :hysterical :hysterical :hysterical :hysterical :hysterical
Fuera coñas.
Muy buenos los reportajes.
Gracias JJ. :cheers
Salu2
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